Muchos son los padres que muestran preocupación porque sus hijos mienten; y, en verdad, muchos niños mienten. La exageración, las verdades a medias, “los cuentos,” son formas de mentir.

¿Qué puedes hacer si tu hijo miente?
Lo primero que podríamos preguntarnos es desde qué edad un niño sabe lo que significa “mentir;” hasta cierta edad, el niño no es capaz de diferenciar entre la fantasía y la realidad, por lo que no puede mentir. Alrededor de los 5 años, ya es capaz de decir mentiras, pero no tiene un desarrollo suficiente de su sentido moral, para darse cuenta que decirlas está mal. No es sino hasta los 6 o 7 años que, cuando un niño miente, sabe que está haciendo algo “malo.”

Ahora bien; si ya reconoce esta diferencia, entonces ¿por qué miente un niño?
De manera general, podemos decir que los niños (y, ¿por qué no decirlo? los adultos también) mienten porque les funciona; aprenden que les sirve para conseguir algo (por ejemplo un permiso) o para evitar algo (por ejemplo un castigo). Sin embargo, existen muchas razones para que se presente esta conducta, y es importante poder diferenciar entre ellas, puesto que el manejo de este problema es diferente según sean las causas que lo generan.

Mentir por temor: el niño utiliza la mentira para evitar un castigo o un regaño.
Como el niño sabe que hizo algo malo, lo más importante en este caso no es castigarlo o regañarlo porque mintió, sino enfocarse en la conducta que dio lugar a la necesidad de mentir. Y si el niño tuvo que recurrir a la mentira por miedo a la reacción de los padres, la clave está en crear los espacios para una comunicación abierta, que permita al niño analizar y aprender de las experiencias; recordemos que castigar o humillar no resuelve el problema; más bien crea una atmósfera de miedo y desconfianza que, frecuentemente, da lugar a más mentiras.

Mentir por costumbre.
Con frecuencia, los niños mienten por hábito, “por reflejo;” pareciera que simplemente tienen como primera respuesta una mentira. Y, entre más hagas el intento por demostrarles que mienten, más se aferran en afirmar que han dicho la verdad, pues reconocer que han mentido se vuelve imposible, humillante. De manera que, para ayudarles a superar el problema, es necesario crear una atmósfera en la que sientan que pueden decir la verdad sin temor a las consecuencias; en otras palabras, permitirles una salida.

Mentir por imitación.
Es también frecuente que los niños aprendan a mentir por imitación; no sólo porque escuchen a algún compañerito de la escuela mentir, sino que también lo ven en casa. ¿Cuántas de nosotras no decimos “mentiritas” inocentes para zafarnos de situaciones que nos son incómodas? Por ejemplo, decir que no estás para no contestar una llamada telefónica. Si los niños presencian este tipo de conducta, aprenderán a repetirla. Además, para el niño es imposible diferenciar un “dile que no estoy” (mamá negándose a responder el teléfono) de “yo no fui” (hijo negando haber roto un florero).
Cualquiera que sea la forma que tu hijo adopte para mentir, creo que hay algunas ideas que pueden resultar útiles al enfrentar el problema:
En otros artículos hemos visto que los castigos no parecen ser una buena opción de disciplina. Entre otras razones, podemos señalar que el castigo provoca miedo y, si una de las razones por las que los niños mienten es el miedo, el resultado puede ser un aumento en la conducta que intentamos corregir.

Como el castigo no favorece la comprensión de lo que “está mal,” poco a poco los niños se van dando cuenta que no los castigamos porque mintieron, sino “porque los cachamos” mintiendo; de manera que, la próxima vez, serán más cuidadosos en sus mentiras para evitar ser descubiertos.
Evita mentir frente a tus hijos; aún si das explicaciones de por qué bajo ciertas circunstancias fue necesario mentir, el niños no podrá diferenciar entre las diversas situaciones; sólo aprenderá que “mentir se vale.”
El diálogo puede ser de utilidad, si cumple con ciertas características:
- Evita humillar al niño
- Utiliza ejemplos reales
- Invita al niño a analizar situaciones (por ejemplo un programa de televisión en que se haya mentido y cuál fue la consecuencia)
- Ayuda al niño a comprender cuáles son las consecuencias reales que surgen del mentir (por ejemplo, que la gente deja de confiar en ti)
- Evita disciplinar cuando estás enojada
Dos ideas para concluir:
Disciplinar en un ambiente de amor siempre será más efectivo.
No se puede enseñar a no mentir mintiendo.
¡Buena Suerte!
