Diversos especialistas han encontrado que, aunque los padres saben que golpear a los niños para disciplinarlos no es lo mejor, recurren a los golpes porque no saben qué otra cosa hacer.
Pero usar golpes tiene consecuencias muy graves:
- Enseña a los niños a usar la agresión y la violencia para resolver sus problemas
- Devalúa al niño: los niños que reciben golpes son más propensos a tener baja autoestima y depresión
- Devalúa a la madre / padre. Se dan cuenta de que lo que están haciendo está mal, que han perdido el control y golpean porque se sienten desesperados – ahora su imagen de autoridad se ve devaluada, el niño les teme y… no han alcanzado su objetivo, porque los golpes ¡¡¡NO FUNCIONAN!!!
- Golpear te lleva a golpear más – como no funciona, los padres incrementan la intensidad: primero una nalgada, después un manazo, después un jalón de orejas, una cachetada, después un cinturonazo, y después…???
- Genera enojo y resentimiento – en los niños y en los padres
Golpear tienes múltiples efectos negativos a largo plazo, que podemos resumir en 3 puntos:
- Mientras más castigo físico reciba un niño, más agresivo se volverá
- Los niños golpeados tienen más probabilidad de golpear a sus propios hijos
- Los golpes siembran las semillas para un comportamiento violento posterior
De manera que, si sientes deseos de golpear a tus hijos, respira hondo y cuenta hasta…
- Intenta calmarte – muchas veces los padres golpean porque están enojados, sobrecargados, estresados… respira profunda y lentamente, siente el enojo salir con cada respiración
- Si sientes que estás a punto de perder el control, DATE un tiempo fuera – vete a tu cuarto y enciérrate hasta que te sientas más tranquila
- Sé firme pero amorosa – da instrucciones claras, manteniendo la calma, hasta lograr que el niño lleve a cabo lo que le estás pidiendo
- Habla con él. Y, si es necesario siéntate de tal manera que estés a su mismo nivel. Míralo a los ojos, pero de forma tranquila, no amenazadora. Escucha sus respuestas
- Dale opciones – por ejemplo: si tu hijo tiene dificultad para hacer la tarea, y tú observas que está muy cansado, pregúntale si le gustaría tomar un descanso, salir a jugar un rato y después regresar a hacer la tarea – o si prefiere apurarse a terminar la tarea ahora para poder salir a jugar más pronto
- Utiliza las consecuencias naturales de sus acciones – ayúdale a reconocerlas. Por ejemplo: mandar a un niño a la cama sin cenar porque rompió un florero con su pelota, no tendrá ningún efecto sobre la conducta que estás tratando de enseñar, ya que no existe una relación entre dicha conducta (en este caso, no jugar con la pelota dentro de la casa) y la consecuencia que le estás dando (irse a la cama sin cenar). Prueba mejor decir: “Muchas veces hemos hablado de que no debes jugar con la pelota dentro de la casa; rompiste el florero. ¿Qué puedes hacer para reparar el daño?” La consecuencia lógica, natural de dañar algo es reparar el daño! No quedarse sin cenar…
- A lo largo del día, encuentra un tiempo para ti – busca un espacio para alguna actividad que disfrutes – salir a caminar, hacer yoga, meditar, leer un libro, meterte a la tina caliente, llamar a una amiga
- Antes de golpear a tu hijo, recuerda los puntos que toqué al inicio de este artículo – cuando golpeas a tu hijo, haces daño. A él, a ti, a la relación
- Piensa que los golpes producen un dolor físico y un dolor emocional. ¡El dolor físico dura unos minutos – el dolor emocional, toda la vida!
10. Golpear a tu hijo rompe su espíritu – y como un cristal que se rompe, nunca más quedará igual, aun si intentas repararlo
¡El mejor regalo que puedes dar a tus hijos es tu amor, en grandes dosis y sin condiciones! Dale el regalo de una mejor disciplina: una disciplina afectiva y efectiva.
¡Llena su vida de tanto y tanto amor, que no quede espacio para un solo castigo!