Cuando ves a tu niño rascándose las orejas, te preocupas porque tal vez tenga una infección de oído; si se soba la panza, piensas que a la mejor comió muchos dulces o algo le cayó mal. Pero… cuando lo “pescas” jugando con sus genitales, surge toda una serie de sentimientos: angustia, ansiedad, culpa, vergüenza… ufff!!! Y aunque “sabes” que se trata de una conducta normal, no puedes detener todo este torbellino de pensamientos y sentimientos que te invade.
La realidad es que los niños pequeños se masturban por la misma razón que los adultos: !se siente rico!
La exploración corporal es parte del crecimiento. Al principio, los bebés tocan sus genitales de la misma forma en que tocan sus orejas o sus pies; pero después comienzan a darles cuenta que tocarlos produce una sensación especial, una sensación placentera.
La primera vez que los padres ven este tipo de exploración, se preguntan si es normal. Y si por “normal” entendemos “frecuente,” la respuesta es sí. No tienen de qué preocuparse. La mayoría, si no es que todos los niños de entre dos años y cinco años de edad, presentan este comportamiento.
La pregunta más importante que puedes hacerte, entonces, es ¿qué debo hacer?
- Recuerda que una de las principales responsabilidades como padres es ayudar a nuestros hijos a vivir una sexualidad saludable – es decir, enseñarles que el sexo no es algo sucio ni vulgar. En este sentido, es muy importante crear un ambiente de respeto y comunicación abierta con tus hijos.
- Si sabemos que se trata de una parte natural del desarrollo, es muy importante no tratar de tenerla. Puedes, más bien, utilizarla como una oportunidad de aprendizaje.
- Utilizando un lenguaje apropiado para su edad, explica a tu hijo que se trata de una actividad privada, al igual que ir al baño. Y que las actividades privadas se hacen en espacios privados. De tal manera que el niño puede elegir un espacio privado, generalmente su cuarto, para llevar a cabo esta actividad.
- Sin necesidad de prohibir la conducta o regañar al niño por involucrarse en ella, puedes intentar distraerlo con otra actividad.
- Se ha visto que muchos niños la utilizan para tranquilizarse antes de dormir o de hacer la siesta – de manera que no es necesario detenerla. Nuevamente, puedes intentar limitarla a la habitación del niño, o simplemente ignorarla.
Cuando la masturbación es excesiva, es decir, cuando el niño se involucra en ella con demasiada frecuencia o a exclusión de todo el resto de sus actividades, puede ser momento de consultar un especialista, para averiguar que es lo que lo está provocando. Una conducta normal puede, de esta manera, convertirse en una señal de alerta de que algo le está preocupando.
!Buena suerte!