¿Eres mamá… del papá de tus hijos?

by | Jun 25, 2014 | BB Mundo, Martha Debayle, Mi Doctora Nancy, Niños, Pareja y Familia

Muchas de ustedes conocen el llamado Complejo de Peter Pan. El cuento de Peter Pan se basa en una obra de teatro escrita por James Matthew Barrie en 1904, pero se popularizó a nivel mundial en 1953 con la película de dibujos animados de Walt Disney.

Este cuento narra la historia de un niño que se rehúsa a crecer y que habita con otros “Niños Perdidos” en el País de Nunca Jamás, una isla maravillosa donde viven numerosas aventuras fantásticas por toda la eternidad.

Pero, como sucede con muchos cuentos infantiles, en realidad el cuento oculta una historia mucho más profunda. Peter Pan representa a un hombre que no quiere crecer, que se quiere quedar niño, para evitar las responsabilidades de la madurez.

Actualmente, el Síndrome de Peter Pan se ha convertido en un término psiquiátrico utilizado para describir a un adulto temeroso de las obligaciones y compromisos, que se niega a actuar de acuerdo a su edad y busca una mamá que lo cuide.

 ¡Y la verdad es que todas conocemos a muchos hombres que se quieren quedar niños! Pero, por supuesto, esto debe tener una contraparte; es decir: si el hombre se quiere quedar niño, necesita una mamá, ¿no es cierto? Y es ahí donde entra en acción Wendy. Sí, Wendy, la niña que sale en la película de Peter Pan.

En el cuento, Wendy Darling es una hermosa niña de 12 años que sueña con un lobito en una rara isla, medio bosque y medio jungla. Entre sus sueños se le aparece Peter Pan, pero varios días después, lo conoce realmente.

Wendy acompaña a Peter a Nunca Jamás, porque le gusta la idea de ser una Madre, y despierta a sus hermanos Michael y John para que también vayan con ella. En el libro en verdad se comporta como una madre y llega a decir frases que su mamá le decía, como “Dios mío, a veces pienso que las solteras son de envidiar” o “A veces los niños son más una maldición, que una bendición.”

 

Pues bien; ¿cómo traemos esto a nuestra vida real?

 

Muchas de nosotras conocemos a este hombre que no quiere madurar, al que le cuesta mucho trabajo tomar decisiones, aceptar responsabilidades; no se decide a casarse, después le toma mucho tiempo decidir si quiere ser padre, etc., etc.

 

¿Y qué pasa con la mujer?

 

Generalmente se trata de una mujer que tiende a ser sobre protectora y controladora; mientras que él tiene la necesidad de ser protegido, ella tiene la necesidad de proteger, de sentirse indispensable, “necesitada.” Mientras que el hombre tiene dificultad para resolver conflictos, ella tiene la necesidad de resolver los conflictos del otro. Y así, poco a poco, se va convirtiendo en mamá de su pareja.

Pero claro, se trata de una cuestión de grado. No toda mujer es merecedora del calificativo de Wendy. Si bien es cierto que todas las personas, hombres y mujeres, tenemos una necesidad de proteger, de resolver por los otros y cuidar de los otros, Wendy lleva estas conductas al extremo: le elige al esposo la ropa que se va a poner esa mañana, incluyendo qué zapatos, qué corbata qué calcetines; que pijama usará en la noche y aún la ropa que debe comprar; qué va a comer y a qué hora; y sólo por exagerar, si debe ponerle salsa o no “porque así es como te gusta…”

El hombre, como niño, puede dejar sus calzoncillos tirados; a la “mamá” esto le molesta, pero como buena mamá, los levanta. Pero un día, ella no tiene ganas de recoger los calzoncillos (o de elegir la ropa, o la comida, o las actividades de “su niño”) y él no tiene idea de que hoy ella no tiene ganas de hacer las cosas, por lo que empiezan los conflictos. ¿Ven? Mientras que él quiere ser cuidado y ella lo quiere cuidar, todo parece marchar muy bien; pero si uno de los dos cambia repentinamente la jugada, el otro se siente desconcertado y no sabe qué hacer, lo que crea el ambiente idóneo para un problema.

¿Qué es lo que está detrás de todo esto?

 El grave problema tanto del Complejo de Peter Pan como del Complejo de Wendy es que hay una falta de consciencia, es decir, el no darse cuenta de qué es lo que cada uno de ellos está trayendo a la relación de pareja.

Si la mujer sabe que tiene necesidad de controlar y el hombre sabe que tienes deseos de ser controlado (por ejemplo, si prefiere que sea ella quien toma las decisiones), no hay ningún problema, pues cada uno se presenta tal y como es y el otro sabe a qué atenerse. Pero ninguno de los dos sabe: ni él sabe que quiere ser un bebito y no quiere crecer, ni ella sabe que quiere ser mamá; y entonces lo que están haciendo es actuar con inconsciencia. Y el día que alguno de los dos no quiere seguir jugando el rol que se han impuesto, demanda que el otro lo trate como lo que realmente es: en el caso de él, desea ser tratado como un adulto; en el caso de ella, lo que quiere es que él se comporte como un adulto. Y el otro no tiene ni idea de qué es lo que está pasando.

Y es que la realidad de las cosas es que ¡ni él es un niño ni ella es su mamá!

Otra característica de Wendy es que funciona siempre como la salvadora y se cree la salvadora. Y todo mundo le dice lo linda que es.

Al principio todo funciona muy bonito porque, ¿a quién no le gusta que le hagan las cosas? Pero detrás de todo esto, ella está mandando un mensaje muy agresivo: tú no puedes. Es un mensaje de descalificación: “Yo lo hago porque tú no puedes.” Es un mensaje que las mamás frecuentemente mandan a sus niños y las Wendys mandan a sus “nenes.”

Entonces, a pesar de que ella es “tan linda,” poco a poco el hombre empieza a estar muy enojado y ni él ni ella tienen idea de por qué. Y si ya decíamos que todo esto viene de la inconsciencia, es claro que tomar consciencia es necesario para resolver el problema.

Si tú tienes la tendencia a ser como Wendy, toma consciencia de ello y empieza a hacerte cargo de tu conducta, es decir, toma una decisión consciente de si lo quieres ser o no, pero si vas a funcionar de esta manera, asume las consecuencias:

Asume que a veces tendrás una carga excesiva de trabajo, porque si tú le haces todo a los demás, los otros se acostumbran; y si tú quieres que los otros hagan algo, resulta que no han aprendido a hacerlo porque tú siempre has resuelto todo.

Asume, además, que enfrentarás una enorme dosis de frustración; en primer lugar porque no tienes la capacidad para hacer el trabajo de los demás y, además, detrás de todo esto, hay una agenda oculta; veamos a qué me refiero.

La mujer Wendy puede decir – y se lo cree realmente – “yo lo hago porque soy muy linda, y no espero nada a cambio”. Y como en toda Wendy hay una parte real de generosidad, esto es, al menos en parte, cierto. Esto es cierto en la parte consciente. Pero en la parte inconsciente, Wendy sí espera algo: a veces espera reconocimiento, o agradecimiento, o amor. Y no hay nada malo en esperar amor, si te das cuenta de que eso es lo que estás buscando; ni hay nada de malo en esperar reconocimiento o agradecimiento si tienes claro que eso es lo que esperas recibir. Pero si, como decíamos, todo esto viene de la inconsciencia, el grave problema está en que esta mujer sí espera algo que nunca va a recibir, lo que le genera mucha frustración, mucho enojo.

Si nos damos cuenta, detrás de este Complejo de Wendy, al igual que detrás del Complejo de Peter Pan, lo que hay es una enorme manipulación: él manipula esperando recibir las cosas como “pashá,” en la posición de “háganmelo todo porque yo me lo merezco todo”; mientras que ella manipula esperando tener mayor control sobre todas las situaciones; y como ella sí espera recibir algo a cambio, más adelante pasa una “factura”, una factura que nadie le pidió y que nadie puede pagar. Como además suelen ser mujeres que dan de manera generosa e ilimitada, cuando el otro quiere dar algo de regreso siempre se quedará corto, con lo que nuevamente ella experimenta frustración., finalmente podríamos decir que esta es una forma de ejercer violencia contra uno mismo y contra el otro, por la falta de consciencia; veamos por qué: cuando tú le estás dando al otro algo esperando recibir una recompensa y el otro no tiene ni idea, es probable que el otro no lo sepa intelectualmente, conscientemente, pero sí lo siente y esto genera un enorme resentimiento que después él cobrará a su manera, y ella no entenderá por qué tanta agresión. El resentimiento viene por un lado por la manipulación, por otro lado por la agenda oculta de la que hablábamos, y por la factura que está acumulando.

 Si tú eres una Wendy, ¿qué puedes hacer para revertir el proceso?

 Si de lo que estamos hablando es por la falta de consciencia, queda claro que el primer paso en la solución es tomar consciencia, darte cuenta de lo que está pasando o de qué manera estás contribuyendo a lo que sucede. Date cuenta de qué es lo que estás buscando y acepta que lo que el otro te está diciendo que haces es verdad, y una vez que te das cuenta de qué es lo que está pasando, intenta identificar en dónde “la estás regando” para poder ver qué es lo que puedes cambiar.

Debemos empezar a auto-observarnos y cachar en qué la estamos regando, para poder empezar a corregir. Uno de los aspectos más importantes de este empezar a corregir es darle permiso al otro de que “te toque,” es decir, podernos decir qué es lo que él ve mal en la situación. Porque, ¿qué es lo que se está cocinando con toda esta inconsciencia? O bien un matrimonio que se la va a pasar muy infeliz durante muchos años, con mucho resentimiento, o un divorcio que también va a ser sumamente difícil, porque ninguno de los dos va a entender qué es lo que hizo mal para generar el rencor y toda la molestia en el otro miembro de la pareja, porque cada uno de ellos estaba haciendo simplemente lo que mejor sabe hacer: uno es ser un niño que quiere ser consentido y la otra es ser una mamá encantadora, que está cuidando al nene que está pidiendo ser cuidado. Entonces, ¿por qué esto no funcionó?

Pues en gran parte no funcionó porque, cuando empiezas a darte cuenta de que las cosas están mal, no te atreves a decirle al otro “oye mi vida, la estamos regando” ni escuchas cuando el otro te lo dice. Y porque, en un análisis final del tema, ni ella puede ser mamá de su pareja, pues a quién le gustaría estar casada con un niño para siempre, ni él quiere tener por pareja a una mamá, porque realmente es un hombre, con necesidades de hombre y deseos de hombre.

De manera que un primer paso para la resolución de este problema es que ambos tomen consciencia de lo que está sucediendo y, juntos se encaminen hacia una relación más madura. Culpar al otro no tendría ningún objetivo. Se trata más bien de juntos reconocer los roles que han venido desempeñando y, juntos, afrontar lo que pueden hacer. Si el problema es de ambos, es claro que la solución es de ambos.

No puede haber un Peter Pan sin una Wendy ni una Wendy sin su Peter Pan.

¿Qué efecto tienen este tipo de padres sobre sus hijos?

 Uno de los principales problemas es que las personas que tienen el Síndrome de Peter Pan o el Síndrome de Wendy no sienten que tienen un problema, no están conscientes de ello. Y la única posibilidad de resolverlo es a través de un tratamiento psicológico que se centre no solamente en la persona que padece el desorden sino también en su pareja – y su familia.

De manera que, mientras las personas no se percaten de ello, también sus hijos sufrirán las consecuencias del padecimiento.

Así como hace algunos años se hablaba de la generación de los baby boomers, en la actualidad se habla de la Generación Y, a la que también se denomina “la Generación Peter Pan,” ya que suelen ser personas muy dependientes de sus padres.

Pero la Dra. Twenge (2009) considera que los jóvenes de la Generación Y tienden a ser muy individualistas, más que dependientes; tienen opiniones fuertes y ponen mucho énfasis en su autoestima. Esta tendencia, cada vez más frecuente, a ponerse uno mismo en el primer lugar, ha dado lugar a una gran libertad, pero también a una cantidad enorme de presión sobre estos muchachos para valerse por sí mismos… una presión que no siempre son capaces de enfrentar.

Por otro lado, si nos basamos en la historia de Peter Pan, el Mundo de Nunca Jamás debería ser un mundo perfecto, pero finalmente resulta incompleto: los niños perdidos no son realmente felices, no tiene una madre y sí requieren de ciertas reglas.

Los padres que se quedaron en el Mundo de Nunca Jamás son incapaces de brindar esto a sus propios hijos.

Y en lo que al Síndrome de Wendy se refiere, en muchas ocasiones sabemos que las madres sobre protectoras fueron sobre protegidas cuando eran pequeñas.

La protección suele dar como resultado personas que no saben actuar como adultos; son niños que no desarrollan las habilidades sociales necesarias para sobrevivir en situaciones difíciles de vida, valerse por sí mismos y llegar a ser productivos.

La mayoría de los padres no saben que está sobre protegiendo y en el proceso, limitan las posibilidades de desarrollo de sus propios hijos.

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