Veamos ahora el extremo opuesto: una mamá preocupada porque sus hijos comen demasiado.
Cuántas veces no hemos oído comentar “¡mira qué gordito más lindo!”, o “¡qué bonitos cachetes tiene!”, “¡ay, qué rollos se le forman en los brazos!”, etc., como si estar gordo se tratara de una cualidad del bebé.
Pero cuando llegamos a la etapa adulta, esta misma característica parece volverse negativa; a nadie parece gustarle estar gordo, y quienes están excedidos de peso recurren a todo tipo de dietas (a veces inútiles) con tal de mantenerse en línea.
Pues bien; es muy importante reconocer desde las etapas más tempranas cuando un niño tiene sobrepeso, para poder corregir este problema a tiempo. Tú puedes hacer mucho por ayudar a tu hijo, desde pequeño, a evitar problemas futuros. Veamos algunas sugerencias.
- Muchas veces, sin darnos cuenta, hacemos que los alimentos dulces o con alto contenido calórico se vuelvan más deseables para los niños; por ejemplo: cuando usamos los postres como premio. El postre debe ser visto como un alimento más, no como algo especial; enseña a tus hijos, desde pequeños, a comerlos en forma moderada.
- No utilices la comida como una forma de demostrar afecto; la comida no debe ser vista como una forma de premio o castigo. Enseña a tus hijos desde pequeños que la comida es importante para su nutrición; no la uses para cambiar sus emociones. Por ejemplo: evita decir cosas como “si dejas de llorar te compro un helado”, “hoy no vas a comer porque te portaste mal” o “como te quiero mucho, te sirvo más que a todos…”
- Enseña a tus niños a comer con moderación; cuando el niño manifiesta estar satisfecho, respétalo. No importa si no deja el plato limpio; si los adultos podemos comer nada más lo que nos apetece, ¿por qué los niños no? Enseña al niño a reconocer cuándo está satisfecho, para que no se sirva raciones adicionales que ya no son necesarias para su nutrición.
- Recuerda que estamos hablando de niños con sobrepeso; asegúrate, por supuesto, que lo que el niño come cubren sus necesidades nutricionales.
También es importante reconocer si existen situaciones especiales que hacen que tu hijo coma en exceso, por ejemplo cuando está nervioso, si tiene exámenes o si lo hace después de que ha habido algún tipo de dificultad o discusión en la casa. En estos casos lo importante es enseñar al niño a enfrentar las situaciones difíciles con las estrategias adecuadas, y no recurriendo a la comida. - Enseña a tus hijos a comer despacio y masticar bien los alimentos; de esta forma se logra una mejor nutrición y se tiende a comer menos, ya que se da tiempo al organismo de reconocer que está satisfecho.
Procura que en casa haya alimentos balanceados, lo que significa alimentos de los tres principales grupos de macro nutrientes: proteínas, carbohidratos y grasas.
En esta, como en muchas conductas, el niño tomará el ejemplo de sus padres; si tú tienes buenos hábitos alimenticios, tu hijo los imitará. Esto incluye establecer horarios, consumir alimentos sanos, especialmente frutas y verduras, y hacer de la hora de comida un momento agradable. Si toda la familia se involucra en el proceso, se podrán obtener mejores resultados.
Hacer de la hora de la comida una hora agradable y no un campo de batalla puede ser más importante de lo que te imaginas. Para tu salud mental y la de tus hijos.